Una fiesta siempre contigo

He comido ostras, he tragado el jugo frío de cada concha y me he sentido muy feliz. Mi abuelo y yo las recogimos a orillas del océano en las cercanías de La Rochelle, mi ciudad natal y las abrimos justo allí, en la orilla del mar. Me acuerdo aún de como quedaban aquella sensación de jugosa masa y el sabor del mar en mi boca.

Las ostras son adictivas. Si no llega la primera vez, entonces a partir de la segunda o la tercera la persona quedara adicta por completo – en cuanto encuentre su variedad favorita.

La ostra atrapada en el mar se le llama «marina». Luego la ostra es llevada a una granja de ostras, donde es puesta en una laguna a una profundidad de 50-70 cm, para que coma fitoplancton y se ponga carnosa, este proceso se llama «mejora». En francés, llamamos a estas ostras «fine de claire».

Hay variedades muy caras de ostras que llevan los nombres de los productores. Por ejemplo, la conocida variedad «Gilardo» – en honor a los hermanos Gilardo. Ellos crecen ostras con un regusto a sandía.

Hay ostras como las «Chateau de Fleur» con aroma de lirio o las más deliciosas, las ostras «crez», cóncavas que se cultivan en mi región natal de la Charente-Maritime. Los gourmets aprecian especialmente su sabor a yodo, la ligera untuosidad y toques de maní en el paladar.

La ostra marina, o de mar tiene un 6% de carne, una fine de claire tiene un 9-12%. Y si una «Gilardo» ha estado reposando en la laguna, entonces se marcará con el nombre «clair especial»: debe tener al menos un 15% de carne.

En el mundo de las ostras, una Gilardo es un Rolls-Royce, una Fine de claire es como una Renault y una ostra de mar es una Seat Marbella de los ochenta…

¿Qué es lo primero que se le viene a la mente a la gente en Rusia cuando dicen “ostras”? Lujo, ostentación, purpurina, champán, «bailes, bellezas y el crujido de un panecillo francés», ¿no?

Hoy en día, las ostras en Rusia son cada vez más accesibles para el público general.

Si decides que mereces ser feliz y disfrutar de la vida, ven al bar de ostras de Krasnodar «Oysters«.

El dueño del establecimiento dirige personalmente conferencias introductorias para quienes prueban las ostras por primera vez, les dice cómo elegir y comer las pretenciosas almejas para comprender así por qué las ostras con champán eran el plato favorito del viejo Hemingway.

El bar ofrece alrededor de 7 tipos de ostras, seis tipos de almejas, dos tipos de vieiras y caracoles. Solo los caracoles se someten a un tratamiento térmico completo, todo lo demás se sirve vivo y fresco. Las salsas se sirven por defecto.

Las bebidas en el menú son solo sin alcohol. ¡Pero puedes venir con tu propio alcohol!

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